abrazando las heridas, cántaro feroz del olvido, en un puente de palabras. Simulacro para poder llegar hasta vos.
En un punto deshabitado, en el cáliz de la nostalgia, deliran los vaivenes de la tristeza. Fiel al desconsuelo se desbocan y blasfeman aturdidos rencores a la puesta del sol. Mi noche se cierra, en un puño vestido de pecado y fracaso. Resabio que amanece de un pasado sin fantasías, en el subconsciente de un viejo reloj de arena. Y canalla la melancolía me confina, al holocausto de recordar tu escalofriante alma, en mi interna patria, adormecida al compás de las cenizas de un tango.
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