Todo en ti me habla inadvertidamente.
Mi corazón es una madeja entre nubes,
que formando su cosmos preparan
su traslucido enjambre de gotas
para precipitarse
sobre mi ventana de invierno.
El asombro de sentirte resuena
como el escandaloso sonido de la lluvia.
Mi torpeza para decir lo que siento
yace, antes de emprender la despedida
antojada en el sosiego de cada beso tuyo.
Filamentos de fantasía despliegas en mi cuerpo.
Te hospedas y le das impulso
al matutino aspirar de mis ilusiones
revirtiendo mi realidad corpórea,
esencia de mi creíble vida en plena armonía.
El amor es una localidad, en el polo de mis ojos.
He nacido recopilando mis latidos ,
en el gesto indecoroso plegado en mi cuerpo.
Recogiendo el eterno destello,
imperceptible y reducido de la luna,
luego del temporal.
Alenka